martes, 16 de octubre de 2012

Sueños de Dike





“Death is patience as a dead cat”
Jim Harrison


I


Caigo en el orden de los días con disperso vuelo. Con un cierto peso que no había existido antes mi cabeza se ilumina pero nada me deja ver. No sé donde han caído mis ángeles o mi flora, de qué canasto he sacado esta bendita ilusión de estar maldito; de querer ver el abismo con mis ojos en el momento subitáneo en que se ilumina, bajo la orden de una milagrosa lámpara, de una lámpara mágica y oscura.

Ciego, como un gato envuelto en mi propia sombra me vuelvo misterioso para mi mismo. Cojo, repto en medio de mi oscuridad, me parece en una esquina igual a todo lo demás ver cierta muerte que me mira con mis ojos. Hay, ahí mismo un relámpago divino de diamantes, una caricia dada en la sombra, algo del todo oscuro pero feliz asimismo.

Quién se ha perdido de todos aquellos que soy. Me sigo preguntando. En la noche. En la larga esfera de estos milagros concéntricos. De estas metáforas que percibo mientras desciendo por las orillas circulares de un infierno fácil, mal creado, mediocre, vastísimo en medio de su pobreza.

II

Nada puede domar esta oscuridad inmensa. Siendo quien he sido me he venido a perder por partes en esta boca agria de mis tormentas, en este rescoldo de flores muertas, en este acantilado al revés, en este abismo celestial. Quién hubiera dicho, predicho, o intuido que mi corazón se llenara de este alimento apetrolado, se encantara con mis sangres azules, o se fuera de vuelta al corazón del que ha salido. ¿Madre, es que estoy aquí?

Bondad siliente la de todas estas bocas, enmarcadas en la claridad corta de mis sueños, delirios nefastos de mis propias golondrinas. Las que no vuelven. Las que se han dedicado a comer carne en estas grietas de sueños oscuros y de canales arteriales que solo llevan el frío y el viento muerto, hasta un corazón de pájaros azules. 

Este infierno de invisible barroco.


III

¿Cuál es la diferencia entre tú y los poetas? –dice una voz ciega, es decir una voz que no proviene de cuerdas bucales o  ecos repetidos.

-       Yo soy quien abrocha con diamantes la muerte.

No sé, qué diferencia debe haber. Estoy aquí y un día escribo o escribo cada día. Mal. Bien. Dependiendo de la posición de mis emociones, de mis motivos. Qué es esta voz sino la voz de este increado infierno. Pobre, mediocre, pero profundamente oscura, profundamente real y verdadera en cuanto a lo que veo.

No sé en dónde he podido caer con mi complemento de lecturas y de sensaciones. Quién es el padre de este abismo ultratumbal en donde nada cae. En donde solo he caído ciego, cojo, como un gato que es la muerte y que en una esquina umbría se arranca los ojos de la cara. El Sueño. Éste Sueño. 

Repleto de impredecible pobreza.

1 comentario:

  1. El dolor del genio arrancado del cielo para ser genio...

    Mis afectos
    tu Exuvia

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